miércoles, 25 de agosto de 2010

las cosas que pienso en el autobus





En la sociedad en la que vivimos y participamos a pié de calle, y a priori antes de pisarla; en nuestros “propios” hogares, sobre superficies espejadas,  nos preocupamos por el reflejo que demos ante y hacia los demás teniendo un valor de proyección interna hacia el exterior. Esto queda reflejado en las actitudes cotidianas condicionadas por la mera indumentaria, y el prejuicio que aplicamos instintivamente hacia los distintos tipos de tejidos, formas, modos de corte y confección. Parece que la gente se conforma a un nivel proyectual de sí mismo cuando va por la calle, mas aún, esto se ve incrementado en una paradójica realidad de la ciudad, como son los viajes en bus urbano. Por ejemplo:  Todo urbanita ha utilizado en alguna ocasión el transporte público. Cabinas con ruedas que nos transportan de un lugar a otro de la ciudad. Cuando uno entra en el autobús  puede ver variedad tanto cultural, como generacional, y mucho mas diferentes tipos de proyecciones internas descritas por la indumentaria. Normalmente la gente pretende ir si puede, sentada; un poco aislada, dentro del conjunto social que allí se da por unos momentos, entre parada y parada. El que se sienta también puede normalmente girar su cuello para observar el exterior del vehículo, y encontrará a parte de la ciudad (dependiendo de las condiciones lumínicas) la imagen especular y fantasmagórica del interior del transporte público: Es aquí donde se da la paradoja, todos nos transformamos en lo que somos: meras seudo-proyecciones de nosotros mismos.    
         
           




              
               

               































No hay comentarios:

Publicar un comentario